sábado, 29 de agosto de 2009

La oposición, naturalmente, está un poquito embarullada

Sobre legalidades y legitimidades están plagados los discursos políticos. Uno y otro concepto se entrelazan y se utilizan para sostener decisiones, acciones, inacciones y culpas políticas. Un caso de estudio, digno de los cursos de Hugo Zuleta sobre decisión colectiva, implica esta extraña situación que plantean Diputados en funciones sosteniendo que no se encuentran legitimados para cumplir sus funciones legales por no estar legitimados.

Nos toca, naturalmente, mostrar lo absurdo del argumento, aunque se lo muestre como racional.
La cosa es más o menos así. Existen las elecciones legislativas que son un mecanismo para intentar derivar la representación de millones de personas en algunos cientos. Estas elecciones se realizan cada dos años y van renovando por mitades el conjunto de la Cámara (hablemos un rato solo de Diputados Nacionales).

Se produciría entonces un doble juego de potestades o facultades de acción en dicha Cámara. Entre la asunción de los Diputados electos y la elección de medio término la Cámara tiene tanto legalidad como legitimidad. Ahora bien, una vez realizada la elección la cuestión cambia, se tiene legalidad (pues todavía los diputados cuyo mandato vencía siguen siendo diputados) pero no legitimidad.

Ante esta afirmación sencilla surgen algunas preguntas obligadas:
¿Carecen de legitimidad sólo los que no renovaron? o es el cargo que carece de legitimidad. Por caso, ¿De Narvaez carece de legitimidad hasta Diciembre? ¿es más Diputado que Piumato?

En esta línea de pensamiento podríamos preguntarnos ¿para todo carece de legitimidad? ¿No pueden realizar ninguna tarea como cuerpo? ¿Qué pasa con los Diputados que no vencen su mandato? ¿No pueden ejercer legítimamente su mandato porque la otra mitad no tiene tal legitimidad?

Si esto es así, claramente llegamos al absurdo de tener que cerrar la Cámara o aceptar que tenemos cientos de ñoquis que cobran dietas por no hacer nada (incluso aunque quisieran)

Si la respuesta es que hay algunas cuestiones para las cuales no tienen legitimidad ¿cuáles son esas cosas? ¿Quién las decide? Los propios Diputados que carecen de legitimidad para tratarlas. Ejemplo: Si llega al recinto un proyecto de Ley para lo cual la mitad de los Diputados carece de legitimidad para tratarlo ¿qué pasa con los votos en contra de los Diputados cuyo mandato vence y se oponen al proyecto? ¿Esos votos en contra valen?

Naturalmente, los argumentos que parecen certeros, claros y derechamente opositores hacen un poquito de agua.

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